El zorro rojo
Maravillas de nuestra fauna
Encuentros inesperados con el zorro rojo
Esta entrada se la voy a dedicar al zorro rojo (vulpes vulpes), un animal maravilloso de nuestra fauna y que, en este caso en concreto, nos encontramos viajando por Suecia.
Circulábamos por una carretera por encima del círculo polar ártico, cuando delante nuestra observamos un vehículos que estaba parado en el medio de la misma.
Delante de él se divisaban una patas, de lo que en un principio pensamos que eran perros.
Sin embargo , así como el coche comenzó a moverse pudimos comprobar que el motivo de su parada, no era otro, que estos dos pequeños zorros adorables.
Al verlos, paramos la furgoneta a un lado y pudimos observar que también había dos zorros adultos metiéndose entre unos matorrales.
Pero los dos cachorros seguían en la carretera, así que bajamos con sumo cuidado para poder avisar a otros coches.
El zorro de los ojos claros pronto siguió a los adultos, pero el otro, algo más “canijo”, permaneció allí.
Se movía hacia el centro de la carretera y volvía al arcén, y nosotros preocupados, mirábamos sin saber bien qué hacer.
Simplemente esperábamos que decidiese seguir al resto.
De repente comenzó a venir hacia nosotros.
Esto nos pilló desprevenidos, no es habitual un comportamiento así.
No usamos comida, ni otro tipo de atrayentes, así que no teníamos muy claro la razón, por la cual esta criatura adorable, había decidido acercarse.
A lo único a lo que se lo podíamos achacar era a su desconocimiento sobre el ser humano, a su inocencia y su curiosidad.
Vivencias para el recuerdo
Ya en esa situación, tuvimos la idea de apartarlo de la carretera bajando a una zona de matorral, a ver si de esta forma se animaba a seguir a su familia.
Cuál fue nuestra sorpresa al ver que nos vino detrás y que realmente tal descabellado plan igual tenía su recompensa.
Allí nos quedamos sentados observando a esta criatura asombrosa, que intentaba cazar entre las rocas y que de vez en cuando caminaba a nuestro alrededor y nos miraba con curiosidad.
Después de unos minutos, por fin se metió en aquella zona boscosa, y nosotros pudimos irnos con tranquilidad para continuar con nuestra ruta.
Regreso al «hogar»
Arrancamos la furgoneta y cuando habíamos circulado unos metros, cometimos el «error» de mirar por el retrovisor, y allí estaba de nuevo en el medio de la carretera. De esta vez dimos la vuelta pero con otra estrategia, simplemente avisar a los vehículos que pasaban de que aminorasen su velocidad.
Pasaron unos pocos minutos y comenzamos a sentir unos ladridos. Un adulto se aproximaba por lo alto de la carretera (en la foto no se ve bien pero es el bulto de arriba a la izquierda) y en el medio salió otro adulto con una presa en la boca y nuestro chiquitín puso rumbo tras de ellos, hacia el interior del bosque.
Ahora sí que ya podíamos respirar tranquilos de verdad y seguimos nuestro camino, eso sí, esta vez ya no miramos por el retrovisor y simplemente pedimos con todas nuestras fuerzas que esa familia pudiese solventar los peligros por muchos años.
Ternura, es estado puro
Me enamoré de esa mirada, de esos ojos y esa dulzura extrema.
Y tuve claro que jamás entendería cómo alguien podría dañar a un ser tan adorable, que lo único que nos inspiraba era absoluta ternura.
De todo este encuentro, aparte de las fotografías realizadas, podéis ver el vídeo que tengo en la sección de videos.