Un lugar de ensueño para fotografiar aves

Isla de Hornoya – Varanger – Noruega

Un lugar de ensueño para fotografiar aves

Isla de Hornoya – Varanger – Noruega

Fotografiar aves en la Isla de Hornoya.

En esta nueva entrada os contaré mi experiencia realizando fotografía de aves en la Isla de Hornoya. Os describiré como hice para conseguir las fotografías que tengo en mi galería, desde mi llegada a la isla, mi momento de colapso al llegar, así como el equipo que usé. También podéis ver el vídeo de la visita a la isla que tengo subido a mi canal. Espero que os guste!!!

Isla-de-Hornoya---Acantilado

Isla de Hornoya.

La isla de Hornøya se encuentra en la provincia de Troms og Finnmark, al norte de la península de Varanger en Noruega. Situada en el Mar de Barents, Hornøya es un pequeño islote deshabitado perteneciente al municipio de Vardø. Junto con la isla Reinøya, forma una reserva natural donde anidan miles de aves marinas, entre las que destacan frailecillos, cormoranes moñudos, alcas y araos, entre otros, y es punto de gran interés para la observación y fotografía de aves marinas (mas información de la isla).

Isla de Hornoya, un destino improvisado

Viajar a Noruega siempre es un acierto, y este verano pasado decidimos realizar ese viaje por tercera vez. Repetimos este destino tantas veces por muchas razones, sus paisajes, su fauna y por lo fácil que resulta manejarse por allí con la furgoneta. Prácticamente puedes pernoctar en cualquier sitio y circular por carreteras totalmente desiertas con paisajes maravillosos, si a eso le sumas toda la fauna que puedes llegar a encontrarte…pues es casi imposible resistirse.

Hasta ahora siempre que visitamos este país como mucho llegábamos al círculo polar ártico, cruzando Suecia y Finlandia, pero este año, decidimos llegar más al norte.

Estando en las montañas de Dovrefjell, buscando uno de los animales que me impresionaron, el buey almizclero, hablé con un compañero francés que también estaba visitando este país. Me comentaba que se encontraba en la Península de Varanger, muy en el norte de Noruega y comenzamos hablar de su experiencia en ese territorio, pero sobre todo de la Isla de Hornoya y me animó a que la visitase. Al principio no lo teníamos muy claro, había que hacer un trayecto muy largo, pero de un día para otro nos dio el punto y arrancamos hacia allí. Realmente fue una buena idea y le estoy muy agradecida a Jean Mark por sus consejos.

Otros años, e incluso este, ya habíamos estado en otra isla avistando aves, en la Isla de Runde, donde vimos nuestros primeros frailecillos, sin embargo, la experiencia en la Isla de Hornoya fue totalmente diferente.

Fotografía de Aves mar

Fotografiar aves en la Isla de Hornoya.

En esta nueva entrada os contaré mi experiencia realizando fotografía de aves en la Isla de Hornoya. Os describiré como hice para conseguir las fotografías que tengo en mi galería, desde mi llegada a la isla, mi momento de colapso al llegar, así como el equipo que usé. También podéis ver el vídeo de la visita a la isla que tengo subido a mi canal. Espero que os guste!!!

Isla-de-Hornoya---Acantilado

Isla de Hornoya.

La isla de Hornøya se encuentra en la provincia de Troms og Finnmark, al norte de la península de Varanger en Noruega. Situada en el Mar de Barents, Hornøya es un pequeño islote deshabitado perteneciente al municipio de Vardø. Junto con la isla Reinøya, forma una reserva natural donde anidan miles de aves marinas, entre las que destacan frailecillos, cormoranes moñudos, alcas y araos, entre otros, y es punto de gran interés para la observación y fotografía de aves marinas (mas información de la isla).

Isla de Hornoya, un destino improvisado

Viajar a Noruega siempre es un acierto, y este verano pasado decidimos realizar ese viaje por tercera vez. Repetimos este destino tantas veces por muchas razones, sus paisajes, su fauna y por lo fácil que resulta manejarse por allí con la furgoneta. Prácticamente puedes pernoctar en cualquier sitio y circular por carreteras totalmente desiertas con paisajes maravillosos, si a eso le sumas toda la fauna que puedes llegar a encontrarte…pues es casi imposible resistirse.

Hasta ahora siempre que visitamos este país como mucho llegábamos al círculo polar ártico, cruzando Suecia y Finlandia, pero este año, decidimos llegar más al norte.

Estando en las montañas de Dovrefjell, buscando uno de los animales que me impresionaron, el buey almizclero, hablé con un compañero francés que también estaba visitando este país. Me comentaba que se encontraba en la Península de Varanger, muy en el norte de Noruega y comenzamos hablar de su experiencia en ese territorio, pero sobre todo de la Isla de Hornoya y me animó a que la visitase. Al principio no lo teníamos muy claro, había que hacer un trayecto muy largo, pero de un día para otro nos dio el punto y arrancamos hacia allí. Realmente fue una buena idea y le estoy muy agradecida a Jean Mark por sus consejos.

Otros años, e incluso este, ya habíamos estado en otra isla avistando aves, en la Isla de Runde, donde vimos nuestros primeros frailecillos, sin embargo, la experiencia en la Isla de Hornoya fue totalmente diferente.

Fotografía de Aves mar

Llegada a Vardo

Vardo es un pueblo situado en la isla de Vardoya, a la que se accede por un túnel que atraviesa el mar Barents. Desde ahí es de donde salen los barcos que te llevan a la Isla de Hornoya. Es un pequeño y acogedor pueblo donde ya te encuentras con gran cantidad de aves.

Desde que llegamos a la península de Varanger, circulando por las carreteras de la costa dirección a Vardo nos llevó su tiempo. En ese trayecto ya pudimos avistar numerosos pigargos, archibebe, ostreros etc…, lo que provocaron numerosas paradas.

A nuestra llegada a Vardo, buscamos un sitio donde pernoctar y dejar estacionada la furgoneta, y el lugar habilitado que encontramos es justo en un punto donde tienes unas vistas increíbles de las Islas de Hornoya y Reinoya.

Allí pernoctamos sin problemas y al día siguiente ya no movimos la furgoneta, pues el muelle desde donde sale el barco que nos llevaría a la Isla de Hornoya, queda cerca.

Madrugamos para comprar los tikets del barco y coger el primero que saliera, hay una limitación de gente a la que puede llevar en cada viaje, y queríamos aprovechar todo el tiempo posible.

Al final visitamos dos días la isla, pero el primero rodeado de una niebla muy espesa y el segundo un día totalmente soleado.

Furgoneta camper

¡Llegamos a la Isla de Hornoya!

Después de miles de kilómetro, varios días de viaje, allí estábamos en el barco que nos llevaba a la isla, a solo unos minutos de vivir unos momentos únicos.

Como comenté, el primer día que decidimos visitar la isla nos despertamos envueltos en una niebla espesa. A penas se podía ver a lo lejos, y desde el barco, navegando hacía la isla solo conseguimos apreciar las primeras aves sobre el agua, y todo lo que estaba a pocos metros.

A medida que nos acercábamos, divisamos poco a poco la isla de Hornoya. No fue hasta que llegamos al pequeño muelle donde fuimos conscientes de lo que teníamos delante. Lo primero que captó mi atención fueron aquellos inmensos acantilados repletos de aves, pero poco a poco nos dimos cuenta de que absolutamente toda la isla, incluyendo el mar a su alrededor, estaba abarrotada de aves diferentes.

El sonido que hacían era atronador y creaba una atmósfera mágica.

Isla-de-Hornoya---Barco

Por dónde comenzar a fotografiar aves

Me sentí desconcertada y emocionada a la vez, sin saber por dónde empezar a sacar fotos. Tenía la cámara en la mano y no sabía ni a quién ni a donde enfocar. ¡Miraba para todos los sitios con los ojos como platos!

Después de recuperarme de ese primer shock, trato de calmarme y centrarme en que tipo de fotos quería sacar, así que me centro un poco y empiezo a fotografiar las aves que me iba encontrando.

Nos dispusimos a visitar toda la isla, así que seguimos la ruta señalada. Por el camino vimos paisajes llenos de gaviotas, cormoranes moñudos, alcas, araos, frailecillos…algunos estaban muy cerca, y sin embargo no se escapaban. Acabamos en la parte más alta de la isla, donde se encontraba faro, y que nos dijeron que se podía solicitar para pasar la noche allí.

En esa zona nos arrimamos al acantilado y la palabra que puede explicar mi estado en ese momento era la de abrumada, había tantas opciones para hacer fotos que necesité, otra vez, un tiempo para centrarme. Entonces un frailecillo se posó delante de mí, cargado de peces y en ese momento me dejé llevar, ya no tuve tiempo de pensar. Y así comencé…primeros planos, aprovechando las distintas flores para hacer retratos con desenfoques, planos detalle de alguna parte de las aves, e imágenes que mostrasen la interacción entre distintas aves, además de volverme loca intentando hacer fotos de aves en vuelo, que con la niebla resultó ser un gran reto.

Pongo el 300 mm., cambio al 100-500, que si pongo duplicador, después saca duplicador…Al final acabé con las dos cámaras colgadas, una con el 300+duplicadores y otra con el 100-500 y dependiendo del momento y lo que yo quería, usaba una u otra. Más entretenida imposible y claro…se me pasó el día volando. Cuando me di cuenta ya era la hora de coger el último barco de regreso a Vardo, que salía a las 5 de la tarde, sí, muy temprano para regresar. Las mejores luces, las del atardecer, no pudimos disfrutarlas.

Fotografía de Aves - Frailecillos
Isla-de-Hornoya---Aves
Fotografía de Aves gansos

Volvemos a la Isla

Al día siguiente nos levantamos con un sol radiante, nada que ver con el día anterior. Esas luces cálidas iban a permitir hacer fotos diferentes y para mí fue una alegría…es un gran lujo que dos días seguidos difieran tanto en clima y permita disfrutar de unos ambientes completamente opuestos.

Desde lo alto de la isla se podían ver las aves por el agua que destacaban como pequeños puntos blancos en la inmensidad de mar… realmente fascinante.

Pasamos otro día maravilloso en este lugar de ensueño y cuando nos íbamos nos llevamos la mayor sorpresa del mundo!!!

Cerca del pantalán nos fijamos que cada poco tiempo las aves que estaban por el agua levantaban el vuelo a lo loco, y por más que mirábamos no veíamos nada raro… pensamos que igual era algo habitual…sin embargo…al poco vemos una sombra que sale del agua y… ahí estaba la culpable… una preciosa foca que salió brevemente a la superficie para saludar y volver a hundirse en las profundidades. Imposible tener una despedida mejor de esta maravillosa joya de la naturaleza.

Finalizamos el día fotografiando las aves en el agua, en el propio muelle, esperando a que llegara el barco que nos llevara de nuevo a la otra isla.

Isla-de-Hornoya---Foca

Conclusiones de estos dos días.

La conclusión es que mereció la pena la visita a esta isla de Hornoya porque es una auténtica joya para los amantes de las aves. Eso sí, recordar siempre que es una zona sensible y es importante no saltarse las normas que están establecidas para preservar ese hábitat.

Llegada a Vardo

Vardo es un pueblo situado en la isla de Vardoya, a la que se accede por un túnel que atraviesa el mar Barents. Desde ahí es de donde salen los barcos que te llevan a la Isla de Hornoya. Es un pequeño y acogedor pueblo donde ya te encuentras con gran cantidad de aves.

Desde que llegamos a la península de Varanger, circulando por las carreteras de la costa dirección a Vardo nos llevó su tiempo. En ese trayecto ya pudimos avistar numerosos pigargos, archibebe, ostreros etc…, lo que provocaron numerosas paradas.

A nuestra llegada a Vardo, buscamos un sitio donde pernoctar y dejar estacionada la furgoneta, y el lugar habilitado que encontramos es justo en un punto donde tienes unas vistas increíbles de las Islas de Hornoya y Reinoya.

Allí pernoctamos sin problemas y al día siguiente ya no movimos la furgoneta, pues el muelle desde donde sale el barco que nos llevaría a la Isla de Hornoya, queda cerca.

Madrugamos para comprar los tikets del barco y coger el primero que saliera, hay una limitación de gente a la que puede llevar en cada viaje, y queríamos aprovechar todo el tiempo posible.

Al final visitamos dos días la isla, pero el primero rodeado de una niebla muy espesa y el segundo un día totalmente soleado.

Furgoneta camper

¡Llegamos a la Isla de Hornoya!

Después de miles de kilómetro, varios días de viaje, allí estábamos en el barco que nos llevaba a la isla, a solo unos minutos de vivir unos momentos únicos.

Como comenté, el primer día que decidimos visitar la isla nos despertamos envueltos en una niebla espesa. A penas se podía ver a lo lejos, y desde el barco, navegando hacía la isla solo conseguimos apreciar las primeras aves sobre el agua, y todo lo que estaba a pocos metros.

A medida que nos acercábamos, divisamos poco a poco la isla de Hornoya. No fue hasta que llegamos al pequeño muelle donde fuimos conscientes de lo que teníamos delante. Lo primero que captó mi atención fueron aquellos inmensos acantilados repletos de aves, pero poco a poco nos dimos cuenta de que absolutamente toda la isla, incluyendo el mar a su alrededor, estaba abarrotada de aves diferentes.

El sonido que hacían era atronador y creaba una atmósfera mágica.

Isla-de-Hornoya---Barco

Por dónde comenzar a fotografiar aves

Me sentí desconcertada y emocionada a la vez, sin saber por dónde empezar a sacar fotos. Tenía la cámara en la mano y no sabía ni a quién ni a donde enfocar. ¡Miraba para todos los sitios con los ojos como platos!

Después de recuperarme de ese primer shock, trato de calmarme y centrarme en que tipo de fotos quería sacar, así que me centro un poco y empiezo a fotografiar las aves que me iba encontrando.

Nos dispusimos a visitar toda la isla, así que seguimos la ruta señalada. Por el camino vimos paisajes llenos de gaviotas, cormoranes moñudos, alcas, araos, frailecillos…algunos estaban muy cerca, y sin embargo no se escapaban. Acabamos en la parte más alta de la isla, donde se encontraba faro, y que nos dijeron que se podía solicitar para pasar la noche allí.

En esa zona nos arrimamos al acantilado y la palabra que puede explicar mi estado en ese momento era la de abrumada, había tantas opciones para hacer fotos que necesité, otra vez, un tiempo para centrarme. Entonces un frailecillo se posó delante de mí, cargado de peces y en ese momento me dejé llevar, ya no tuve tiempo de pensar. Y así comencé…primeros planos, aprovechando las distintas flores para hacer retratos con desenfoques, planos detalle de alguna parte de las aves, e imágenes que mostrasen la interacción entre distintas aves, además de volverme loca intentando hacer fotos de aves en vuelo, que con la niebla resultó ser un gran reto.

Pongo el 300 mm., cambio al 100-500, que si pongo duplicador, después saca duplicador…Al final acabé con las dos cámaras colgadas, una con el 300+duplicadores y otra con el 100-500 y dependiendo del momento y lo que yo quería, usaba una u otra. Más entretenida imposible y claro…se me pasó el día volando. Cuando me di cuenta ya era la hora de coger el último barco de regreso a Vardo, que salía a las 5 de la tarde, sí, muy temprano para regresar. Las mejores luces, las del atardecer, no pudimos disfrutarlas.

Fotografía de Aves - Frailecillos
Isla-de-Hornoya---Aves
Fotografía de Aves gansos

Volvemos a la Isla

Al día siguiente nos levantamos con un sol radiante, nada que ver con el día anterior. Esas luces cálidas iban a permitir hacer fotos diferentes y para mí fue una alegría…es un gran lujo que dos días seguidos difieran tanto en clima y permita disfrutar de unos ambientes completamente opuestos.

Desde lo alto de la isla se podían ver las aves por el agua que destacaban como pequeños puntos blancos en la inmensidad de mar… realmente fascinante.

Pasamos otro día maravilloso en este lugar de ensueño y cuando nos íbamos nos llevamos la mayor sorpresa del mundo!!!

Cerca del pantalán nos fijamos que cada poco tiempo las aves que estaban por el agua levantaban el vuelo a lo loco, y por más que mirábamos no veíamos nada raro… pensamos que igual era algo habitual…sin embargo…al poco vemos una sombra que sale del agua y… ahí estaba la culpable… una preciosa foca que salió brevemente a la superficie para saludar y volver a hundirse en las profundidades. Imposible tener una despedida mejor de esta maravillosa joya de la naturaleza.

Finalizamos el día fotografiando las aves en el agua, en el propio muelle, esperando a que llegara el barco que nos llevara de nuevo a la otra isla.

Isla-de-Hornoya---Foca

Conclusiones de estos dos días.

La conclusión es que mereció la pena la visita a esta isla de Hornoya porque es una auténtica joya para los amantes de las aves. Eso sí, recordar siempre que es una zona sensible y es importante no saltarse las normas que están establecidas para preservar ese hábitat.

Quiero finalizar esta entrada agradeciendo a Canon España por haber cedido material que me permitió captar varias de las imágenes que he realizado estos dos días.

Y no te olvides de visitar …